Los planos sugerentes son fundamentales en un vídeo de boda.
En la videografía actual (de bodas y de todo tipo, en realidad), a menudo se tiende a mostrar todo de manera demasiado obvia y descriptiva, ya sea con planos muy estéticos pero muy impostados (aquí entrarían todos los planos posados en una boda, que colapsan extraordinariamente toda la narrativa en la mayoría de vídeos del mercado). Estos planos son más propios del mundo de la publicidad o del videoclip musical, dos sectores que se han impuesto brutalmente, priorizando de manera abusiva la forma por encima del fondo.
También se abusa de los planos descriptivos para ilustrar ciertos momentos de la boda, y se trabajan los planos como si se tratara de un reportaje periodístico, algo que de ninguna manera recoge la magia que vive una pareja el día de su boda.
Por tanto, decíamos ayer, los planos sugerentes son fundamentales. Son imágenes que muestran momentos de manera velada. El espectador tiene que completar el mensaje, tiene que terminar de imaginarlo. Son planos que se alejan parcialmente de la realidad, y la revisten de cierta imprevisibilidad: eso es precisamente lo que siente una pareja el día de su boda, ya que sabe lo que va a ocurrir, pero en ningún momento siente que está viviendo algo previsible.
Cuando te casas, estás en una nube, todo es mágico y único, y eso es algo que un plano posado es incapaz de contener, y un plano periodístico, tampoco.
¿Deberían ser sugerentes TODOS los planos en una boda? Creemos que no. Hay que buscar un equilibrio que es distinto para cada pareja y para cada boda, pero es imprescindible incluir alguna pincelada sugerente, que permita empezar a trabajar las emociones (build, en inglés, un concepto cada vez más arraigado en el storytelling).
Prescindir de planos sugerentes en un vídeo de boda sería como empezar un temazo musical directamente en el estribilol. No funcionaría igual, así que la canción nos dice: espera, ya llegaremos allí, deja que te coja la mano y te acerque poco a poco a ese momento emocionante y estelar.
Los planos sugerentes permiten diferentes lecturas y generan una expectación imprescindible. Quizá sean lo más parecido a la Ilusión, en mayúsculas. Nadie se casaría sin ilusión.
Los planos sugerentes son, quizá, lo más parecido a los sueños.
Y casarse, entre muchas otras cosas, es Soñar.